Dulzura y deseo de la vida en común




Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María 

Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje el 25 de julio de 1992 

“Queridos hijos, hoy los invito nuevamente a la oración, a una oración llena de gozo, de modo que en estos días de dolor, ninguno sienta tristeza en la oración sino que ella sea un encuentro gozoso con Dios su Creador. Oren, hijitos, para que puedan estar más cerca de mí y sentir, a través de la oración, qué es lo que deseo de ustedes. Estoy con ustedes y todos los días los bendigo con mi bendición maternal, para que el Señor pueda llenarlos con la abundancia de su gracia en su vida cotidiana. Agradezcan a Dios el don de mi presencia entre ustedes, porque les digo: “Es una gran gracia”. Gracias por haber respondido a mi llamado.” 


MEDITACIÓN 

(VD144) La Santísima Virgen es Madre de dulzura y misericordia y no se deja vencer jamás en amor y liberalidad. Cuando ve que uno se entrega totalmente a ella para honrarla y servirla, despojándose de lo más querido para adornarla, se da también toda entera y de manera inefable, a quien todo le da. Lo hace sumergirse en el abismo de sus gracias, lo adorna de sus méritos; lo sostiene con su poder, lo ilumina con su luz; lo rodea de su amor; le comunica sus virtudes: su humildad, su fuerza, etc.; se constituye en su fiadora, su suplemento y su todo ante Jesús. Por último, como esta persona consagrada es toda de María, también María es toda suya; de suerte que puede decirse de este perfecto servidor e hijo de María, lo que el evangelista san Juan dice de sí mismo: que él tomó a la Santísima Virgen a cambio de todos sus bienes. 
(san Luis María Grignion de Montfort) 

La Santísima Virgen que estará presente lo largo de toda la fase preparatoria (del jubileo del año 2000) de una manera transversal, por así decirlo, será contemplada e invocada en este primer año, sobre todo, en el misterio de su Maternidad divina. ¡En su seno el Verbo se hizo carne! La afirmación del lugar central de Cristo no puede, pues, disociarse del reconocimiento del papel jugado por su Santísima Madre. Su culto, si es bien entendido, no podrá de ninguna manera atentar contra “la dignidad y eficacia del único Mediador, Cristo”. María, en efecto, nos muestra constantemente a su divino Hijo, y lo propone a todos los creyentes como modelo de la fe vivida. “Recogiéndose con piedad en el pensamiento de María, contemplándola a la luz del Verbo hecho hombre, la Iglesia penetra en el misterio supremo de la Encarnación y se hace sin cesar más conforme a su Esposo” (Vaticano II, Lumen Gentium, n° 62) 
(Juan Pablo II, En la proximidad del tercer milenio, n°4) 


Fuente: RETIRO DE CONSAGRACIÓN A LA SMA. TRINIDAD POR MARÍA 
COMUNIÓN MARÍA REINA DE LA PAZ, Argentina





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