Consagración de nuestros orígenes




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo 

INVOCACIÓN 

Espíritu de Santidad, sé el Maestro de mi corazón para amar,
de mi espíritu para conocer,
de mi lengua para encantar, 
de mis sentidos y mis potencias para obrar o para sufrir;
de mis bienes, de mis sufrimientos y de todo para servirte. 
Haz de mi corazón un templo,
de mi lengua un instrumento:
para que hable a todos con el ejemplo, para que hable a todos con elocuencia. Por Jesús y por María,
reina poderosamente en mí,
para que por todo ello,
sólo glorifique a Dios eternamente. 

(San Luis María Grignion de Montfort) 


Creo en Dios…


Una decena del rosario por las intenciones de la Virgen María 


Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 11 de julio de 1993 

“Oh hijos, quiero que vivan cada nuevo día en el amor y en la paz. Deseo que sean portadores de paz y de amor. La gente tiene tanta necesidad de estas gracias de paz y amor pero las han perdido porque no oran. Hagan surgir una oración contínua en sus corazones porque solamente así serán capaces de ser recipientes aptos para Dios. Por la oración, Dios Padre los moldeará cual vasijas, según su deseo. Para ello, abandónense enteramente a Él. Gracias por haber respondido a mi llamado. 


MEDITACIÓN 

Si en el designio de Dios, la esposa debía ser dada al esposo como ayuda semejante a él, no era solamente para que contribuyera al nacimiento de los hijos; sino también para que participase con su maternal solicitud, su ternura, su bondad, y la sabiduría de sus consejos en su educación y crecimiento. 
Sin duda al predestinarnos a ser los miembros de su Hijo; Dios Padre nos ha llamado según el decreto de su voluntad y por puro efecto de su gracia, que nos concedió en Jesucristo antes de todos los siglos; nos había ya como creado en él, habiendo preparado las obras santas que él deseaba que realizáramos para gloria suya (...) Y es por esto que, en la plenitud de los tiempos, cuando le haya dado el ser a su santa esposa, le mostrará la economía de sus designios sobre cada alma. 


Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que considera que la Santísima Virgen María fue, desde el primer instante de su concepción, por privilegio y una gracia singular de Dios, y en vista de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano, preservada de toda mancha del pecado original, es una doctrina revelada por Dios y que como tal ella deber ser creída firme y constantemente por todos los fieles. 
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854) 


Esta “resplandeciente santidad del todo singular” de la que ella fue “enriquecida desde el primer instante de su concepción” (LG 56), le viene toda entera de Cristo: ella es “redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo” (LG 53). El Padre la ha “bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo” (Ef 1,3). más que a ninguna otra persona creada. El la ha “elegido en él, antes de la creación del mundo, para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor” (Ef 1, 4). 
Los padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios “la Toda Santa” (“Panagia”), la celebran “como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva criatura”. (LG 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida. 

(Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, n° 490-493) 


CONSAGRACIÓN 

María, tú que vives en el pensamiento del Padre, María, esposa de los designios del Padre, recuérdame en el calor de tu presencia maternal, que he sido creado con sabiduría y por amor, para que pueda decir, lleno de reconocimiento hacia el Padre, tan infinitamente bueno: “Te doy gracias, Señor, por la maravilla que soy”. 
María, visita el instante de mi concepción, te lo consagro. Te consagro a mi padre y a mi madre de la tierra, te consagro su unión. Te consagro todas las uniones de la tierra para que a imagen de Dios, el hombre dé la vida con sabiduría y por amor. 



Antífona 

¡Oh Jesús nuestro, nuestro querido esposo, nuestro Dios, nuestro hermano!
Ven, ven a nacer en nosotros
por tu santa Madre, 
para que podamos ir a tu Padre por medio de ti. 

(San Luis María Grignion de Montfort) 


Salmo 127 (126) 

Si el Señor no edifica la casa,
en vano se fatigan los obreros; si el Señor no custodia la ciudad en vano vigila el centinela. 
Es inútil levantarse antes del alba,
es inútil velar hasta muy tarde
fatigarse por el pan que nos sustenta,
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! 
Son los hijos regalo del Señor,
el es fruto del vientre premio suyo; como flechas en mano de un guerrero son los hijos de la juventud. 
¡Feliz el hombre
que llena con ellos su aljaba!
No quedará derrotado cuando litigue con sus enemigos en la plaza. 

Oración ad libitum (Anexo pág. 195, y sucesivas)


Invocación: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el 
mundo entero. (3 veces)


Fuente: RETIRO DE CONSAGRACIÓN A LA SMA. TRINIDAD POR MARÍA 

                    COMUNIÓN MARÍA REINA DE LA PAZ, Argentina






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